Alergia al sol

Popularmente se denomina alergia al sol al resultado de diferentes patologías de distinta etiología llamadas fotodermatosis, que presentan síntomas similares entre sí: sarpullidos o placas en la piel, enrojecimiento, dolor, inflamación de la epidermis, etc. Los especialistas recomiendan tener especial cuidado de la piel, sobre todo al principio del verano. 

  • La enfermedad más frecuente dentro de las denominadas como ‘alergia al sol’ es la erupción polimorfa lumínica. Se estima que la prevalencia es del 20%, especialmente en mujeres jóvenes durante la segunda y tercera década de la vida. Se caracteriza por aparición de lesiones en la piel (picores y erupciones) unas horas o días tras la exposición directa a la luz solar, sobre todo en zonas fotoexpuestas como cara, brazos, piernas, tórax anterior, etc. Normalmente se resuelve cuando se coge un tono moreno. El diagnóstico es clínico y puede prevenirse si se empieza con un bronceado progresivo antes del verano usando protección solar estricta. En los casos más extremos es necesario recurrir a medicación.
  • Una patología más grave —aunque menos frecuente de las que produce la llamada alergia al sol— es la urticaria solar. Los pacientes que la sufren ven cómo su cuerpo se llena de ronchas de varios centímetros a los pocos minutos de recibir los rayos de luz. Puede aparecer en zonas no fotoexpuestas. En este caso es necesario consultar con el especialista.
  • Por otro lado, existe fotosensibilidad inducida por medicamentos o agentes químicos exógenos, que pueden dar lugar a reacciones fototóxicas y fotoalérgicas. Estas son reacciones en forma de eccema que precisan de las radiaciones solares para producirse. En el caso de antiinflamatorios, diuréticos y algunos antibióticos, el efecto fotosensibilizante puede producirse tanto por la aplicación en la piel como por su ingesta, provocando que tomar el sol se convierta en algo desagradable. Para prevenirlo conviene protegerse bien con protectores solares o, en casos extremos, no exponerse al sol durante el tiempo de administración de estos fármacos.
  • Por último, también hay que considerar el grupo de dermatosis fotoagravadas, no causadas por la reacción ultravioleta pero que pueden empeorar con su exposición.
  • Ante reacciones cutáneas tras la exposición solar, el especialista podrá comprobar que se trata de un cuadro de fotosensibilidad, tratando de encontrar el agente etiológico. 

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