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Invisible Imprescindible: Avigadán Álvarez
Nuestro compañero es actualmente el coordinador de esterilización, y recuerda sus comienzos en nuestro hospital de Maspalomas como un gran periodo de formación. Este año, cumplirá 13 años con nosotros.

Invisible Imprescindible: Avigadán Álvarez

¿Qué te motivó a trabajar en el ámbito sanitario?

Interés propio la verdad. Elegí estudiar algo relacionado con biología, pero por circunstancias de la vida terminé estudiando el ciclo formativo de grado medio de auxiliar de enfermería, aunque siempre he estado en contacto con el ámbito sanitario, trabajando en emergencias sanitarias, ambulancias… En el 2007, mi mujer ya trabajaba aquí, y me comentó que necesitaban específicamente auxiliares de clínica hombres para quirófano, y aquí sigo.

¿Cómo es un día en tu trabajo?

La labor fundamental de la esterilización es velar, vigilar, garantizar y regular los procesos para garantizar que todos los materiales que se utilizan en el hospital sean procesados y tengan una garantía de funcionamiento, asepsia y distribución correcta. Cumplimos con las exigencias de garantizar la carga microbiana cero, que no haya nada que ponga en riesgo la utilidad del material que se utiliza en el hospital.

¿Qué significa para ti que HUSR cumpla 100 años?

Que la empresa que me sustenta a mí y a gran cantidad de personas en la isla, cumpla 100 años es un éxito. Mantenerse en la brecha, apostando siempre por la evolución y el progreso, demuestra que el trabajo que se ha realizado ha dado sus frutos, y los sigue dando.

En el marco turístico y por el perfil demográfico del sur de la isla, el hospital de Maspalomas cubre una gran demanda y una necesidad social, integrando la asistencia sanitaria en la sociedad de la manera más eficaz posible.

¿Cuál ha sido tu mejor momento en HUSR?

Hay muchísimos grandes momentos vividos. Sobre todo, en los comienzos, en los que aprendimos mucho gracias al equipo de cirujanos que había, que quería que todos supiéramos cómo debía ser una operación. Fue un periodo de formación continuada, en la que nos sentimos parte de un equipo.

Pero si he de quedarme con uno especialmente importante fue cuando participé en la cesárea que se realizó. No somos un hospital maternal, pero las circunstancias apremiaban, no había tiempo para el traslado sin poner en riesgo la vida del bebé y la paciente, y tuve la oportunidad de participar en la cirugía. El ambiente en el quirófano en ese momento fue simplemente sublime. 

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