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Invisible Imprescindible: Luisa Hernández
Luisa es Pinche de Cocina. Antes de entrar a trabajar en nuestro centro de Las Palmas trabajaba en un restaurante en el sur de nuestra isla. Este año, cumplirá 24 años con nosotros.

Invisible Imprescindible: Luisa Hernández

¿Qué te motivó a trabajar en el ámbito sanitario?

Las circunstancias de la vida. Yo estaba en una agencia de trabajo y me llamaron para cubrir una baja, que en principio era poquito tiempo, pero finalmente se prolongó y me ofrecieron la posibilidad de quedarme. Y aquí sigo. Hubo incluso una época en la que simultaneé mi trabajo aquí con otro en el centro sociosanitario Queen Victoria, pero fue poquito tiempo.

¿Cómo es un día en tu trabajo?

Pues en cocina no se para, ya que se prepara todas las comidas que se sirven a los pacientes que están ingresados.

Mi día de trabajo va en función del turno que tenga. Esta semana estoy de mañana, por lo que comienzo ayudando en lo que puedo a montar las bandejas, poniendo la servilleta y esas cosas.

En los desayunos, ponemos el agua y la leche en los carros y ayudamos a subirlos a planta. Una vez regresamos de planta, nos centramos en la cocina, y ciertos días de la semana, ayudamos a los cocineros a preparar la comida y la verdura para los potajes y cremas de la cena.

También ayudo a servir la comida en cocina y luego me encargo del fregado, del tren de lavado de bandejas y de todos los utensilios que se utilizan en cocina.

Me gustaría decir que ciertos pacientes tienen la opción de elegir segundo plato, ya que les entregamos un menú con las opciones, por lo que se puede decir que comen a la carta. Esto solo pasa con los pacientes que tienen la dieta normal, sin sal o diabéticos. Por ejemplo, si hay pescado, y no les gusta, pues eligen la segunda opción y nosotros se la preparamos.

¿Qué significa para ti que HUSR cumpla 100 años?

Satisfacción. Son muchos años trabajando aquí. Tampoco pensé que ni yo fuera a trabajar aquí tanto tiempo y ver cumplir 100 años.

¿Cuál ha sido tu mejor momento en HUSR?

Todo. Vivir la evolución de cómo ha sido el trabajo de pinche en los principios y cómo es ahora ha sido muy buena experiencia. Al principio teníamos que preparar todo a mano, mondar las papas, picar las verduras… Ahora todo ha cambiado, las mejoras tecnológicas han hecho más cómodo el trabajo, y por eso valoro los buenos momentos que hacen más fácil mi trabajo.

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