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Mario Rodríguez “La sanidad pública no puede ser prestada en exclusiva por los hospitales públicos”
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Mario Rodríguez “La sanidad pública no puede ser prestada en exclusiva por los hospitales públicos”

Mario Rodríguez se empeña en mostrar su lado optimista, aunque no puede evitar que el realismo se cuele entre sus palabras. Pide que se incentive la labor de los empresarios (“No creo que los políticos estén acertando demasiado”), que se fomente  y defiende la sanidad pública, en el auténtico sentido que ha de entenderse, es decir, la que se paga con fondos públicos, por lo que habrá de contarse siempre con los hospitales de titularidad privada para reducir los costos del sistema. “La sanidad pública prestada por centros de titularidad pública es indispensable; pero estos no pueden ser los únicos proveedores”

Se habla mucho de la recuperación de la economía. Los hay que la ven llegando, hay otros que no lo ven tan claro. ¿Cómo lo ve usted?

Siempre se ha dicho que Canarias suele ser la primera en salir de las crisis gracias al turismo. Pero esta vez no enfrentamos las mismas circunstancias: es una crisis distinta. No es coyuntural,  es económica, social y moral. No querría resultar excesivamente pesimista con mis palabras, pero la salida esta vez va a resultar más difícil y va a afectar a toda una generación. Sobre todo por la falta de alternativas que nos aporten crecimiento. Estamos buscándola. Algunos hablan de constituirnos en centro logístico para África, de ser un punto de encuentro con América. Pero no parece clara…

Tenemos, pues, que estar preocupados,  aunque no desanimados.  Entre todos tenemos que hacer un esfuerzo para sacar adelante la economía y  la familia.

Lamentablemente, es moneda común entre la población canaria la falta de formación. Nuestros trabajadores tienen bajo perfil. Esto es algo de lo que se habla mucho, pero a lo que se no se le pone remedio. Y con todos estos factores se hace más difícil emprender la recuperación.  En todo caso, algo nos debe de quedar claro: no vamos a regresar en ningún caso al estado en el que nos encontrábamos antes, al menos, durante muchos años. Y el problema de la insularidad no hace sino agravar la situación…

La inversión pública se muestra bastante anquilosada, y la privada está limitada, no solo por los proyectos en sí mismos, sino también por el alto endeudamiento que han debido soportar las empresas, lo que hace temerosos a los empresarios y coartada la osadía indispensable para emprender proyectos novedosos.

¿No ve el turismo como palanca de recuperación?

El turismo está en máximos, y poco va a poder aportar de más para crear empleo. En este sentido, han saltado a la opinión pública voces de políticos que pretenden intervenir activamente y regular el empleo mínimo. Creo que eso es siempre un error grave: el intervencionismo político en la actividad empresarial es igual a economía planificada, incompatible con las directivas de la Unión Europea.

No digo que no haya abusos de las empresas contra los trabajadores. Y hay que ponerles coto, sin duda. Pero no se puede crear empleo con el Boletín Oficial como se hacía antes de la democracia cuando había que contratar obligatoriamente tantos hombres por fanegadas, por ejemplo, o como sucede actualmente con el régimen chino.  Con buena lógica económica, no se puede; pero siempre hay que contar con el afán de los políticos por la intervención, que es la forma más directa de ejercer el poder.

La paralización turística del norte de África crea la era de las vacas gordas del turismo canario que, visto lo que estamos viendo, no es igual a recuperación económica, lo que no se logrará ni aún a largo plazo si ello no es el motor de otras actividades económicas, como la construcción, por citar una que, contrariamente a lo oportuno, aparece muy mediatizada por disposiciones políticas, de tal forma que no se pueden construir hoteles de la categoría que quiera programar un empresario, ni siquiera aprovechar posibilidades de suelo legalmente declarado urbano, lo que trae consigo efectos muy negativos, que nos llevan a perder el tren de la recuperación y a no poder adecuar nuestra oferta hotelera para competir.

Muchos empresarios opinan que Canarias no propicia las inversiones….

Hombre, yo creo que a los empresarios habría que incentivarnos, no desincentivarnos. Recibimos muchas críticas… No estamos de moda. Por lo visto, solo somos un mal necesario.Y los políticos por lo general se alinean con posiciones a la moda. Esto, en la actualidad, supone posicionarse en contra del libre mercado, en contra del fomento del empleo y de la economía. Esta es una de las razones por las que hay importantes cantidades de dinero que han huido, en el caso de los capitales canarios, o bien que han desistido de su intención de invertir por las ventajas que ofrecen otra zonas. Sin embargo, en el Archipiélago  hay posibilidades de negocio, de desarrollo; pero falla el elemento indispensable de la seguridad jurídica; no se tiene en cuenta el ordenamiento jurídico general, sino que, hasta los tribunales, funcionan con el ordenamiento jurídico de Hacienda o con el que surge del capricho programático de reconocidos grupos locales a través de la legislación autonómica.

Frente a todo ello,  hay algo que no debemos olvidar: es ahora cuando hay que hacer las cosas, antes de que vengan otros a hacerlas por nosotros. O antes de que nos quiten la vez. Teniendo enfrente todo el problema del norte y sur de Marruecos, que nos puede hacer la competencia con ofertas que no podemos igualar, está claro que esperamos demasiado para renovar, para lo que es indispensable el esfuerzo de todos para deshacer el encorsetado que nos produce una legislación miope.

¿Habla de la moratoria o en general?

Hablo de todo. Tenemos que cambiar el chip.

En su sector ha tenido problemas específicos, encuentros desencuentros con el Gobierno canario respecto de la sanidad concertada…

La salud es uno de los bienes sociales más valiosos, un derecho que hay que conservar por encima de muchas otras cosas. Entiendo que, con la crisis, el sistema y los presupuestos se hayan dislocado, por ello ahora rige un poco las cuentas de la vieja, ya que no se puede gastar más de lo que se tiene. Tanto para alimentación, tanto para vivienda, tanto para educación y tanto para sanidad. Llegados a este punto se nos plantea la gran cuestión: ¿cómo gestionar mejor lo que nos va quedando? ¿Con la vía tradicional, basada exclusivamente en la gestión pública, o gestionarlo de una manera más profesional, como si fuera la economía de una empresa, al estilo americano que lo aplican desde la universidad a los ayuntamientos?

Es un asunto delicado, y cuando se toca se montan las mareas blancas, y aparecen diversas fuerzas polí-ticas asegurando que se va a privatizar la sanidad, o que va a desaparecer… Objetivamente, sanidad pública es la que se paga con dinero público. Y la sanidad pública tiene que seguir existiendo, pero no puede ser prestada en exclusiva por los hospitales y centros públicos que, por tradición, no le ponen barreras al gasto  sin que ello beneficie la efectividad. En cualquier situación, un Estado, una Comunidad Autónoma vienen obligados a calibrar todas las armas a su alcance para dar una mejor sanidad a un precio más asequible.

Lo que pasa es que en este sector se mira particularmente mal la actividad empresarial, porque parece que nos lucramos con la enfermedad. Es verdad que la sanidad privada mueve muchos pacientes, mueve facturación y reparte mucho trabajo. Pero también lo es que tiene poco beneficio, poco margen. Los precios vienen marcados, muy fijados.

Parecía que con la crisis aprovecharíamos racionalizar los gastos y repartirlos y cuidarlos, y que se iba a dar beneficios a la actividad privada, que es más ágil. Pero no. Se han cerrado en sus cuarteles de invierno, con unos gastos cerrados. Creo que no es el camino a seguir.

Entonces, ¿qué es lo que ha sucedido?

Las concertaciones han retrocedido de una manera radical. Y se nota. La atención en los hospitales públicos es magnífica. Pero solo una vez superas unas barreras, que se llaman listas de espera. Nosotros éramos un filtro que hacía que no llegara tal cantidad de pacientes al sistema público. Hay otras autonomías donde las cosas tampoco están tan boyantes, pero que, en cambio, no han impuesto estos recortes.

La sanidad canaria está a la cola en el sistema sanitario español…

Si la forma de medirlo es la insatisfacción, le quitamos la cabeza de la clasificación a la Unión Deportiva; nadie nos gana a peor. Es verdad que esto obedece a muchos motivos, no solo a la gestión. Y que uno de ellos es que también estamos a la cola en lo que aporta el gobierno por persona,  que afecta directamente al presupuesto. Pasa en todas las consejerías, donde cada consejero ha de ajustarse a cada vez menos dinero. Pero cuando faltan fondos en la sanidad se ve de forma inmediata, con unos costes terribles para las familias y las empresas. Esta sanidad tiene que seguir siendo universal, pero su fórmula de financiación y reparto ha de ser más concordante, más equilibrada, para que no haya los desajustes que existen.

El sector privado da mucho empleo, pero está concentrado en las empresas grandes. Los centros más pequeños, privados, han ido desapareciendo en buena medida. Vamos quedando las instituciones privadas más fuertes. Bueno, privadas en un sentido, porque seguimos siendo públicas en la prestaciones concertadas, las prestación a mutualidades, o a Muface…

¿Hay algún modelo en que fijarse?

Existen varios: fijémonos en la educación, por ejemplo. ¿Cuánto cuesta un alumno en primaria? En algunos países, como en Suecia, el Estado da a las familias un cheque con esa cifra, que ha de invertir obligatoriamente en la educación, en un centro de su elección. ¿Qué otros puedan estudiar una educación con siete idiomas incluido el mandarín? Que se lo pague. En Francia, de vuelta en la sanidad, funciona de forma parecida. Se pasa una presupuesto por unos servicios y el sistema lo reintegra de forma automática. Otra cosa es que tú quieras irte fuera del sistema, y que cueste otro tanto más. Entonces, el sistema pone su parte y la familia la otra. Algunos dice que esta es la forma de que se perpetúen las desigualdades. En realidad, esta es la forma de aprovechar al 100% todos los recursos que nos da el sistema sanitario, sin desaprovechar absolutamente nada. En todo caso, la sanidad es un asunto muy difícil.

Bueno, es a lo que decidió dedicarse usted…

Sí, yo elegí esto. Y me he dedicado casi toda mi vida a la sanidad pública. Yo he sido médico público. Y soy empresario también, claro. Y esto me da una visión difícilmente compatible con la de los políticos. Normalmente he estado en una situación de vigilancia, control, de crítica constructiva. Las cosas con sectarismos no suelen funcionar. Y de eso tenemos demasiado hoy en día…

 

Mario Rodríguez, hijo predilecto de Las Palmas de Gran Canaria y premio Emprendedores de Canarias 2012. La carrera de Medicina la cursó en Granada, y la especialización en Radiología, en Sevilla, con especializaciones en EE UU. Esta experiencia y conocimientos los pone en práctica en el Hospital Insular primero y en la Clínica San Roque, después. Su trabajo le permitió ir ascendiendo en el organigrama, hasta presidir el consejo de administración de la Clínica San Roque y del Grupo de Hospitales San Roque. Sus cargos como Vice-Presidente del Consejo Económico y Social de la Las Palmas, vocal del Consejo Social de la Universidad y  Presidente de la Federación de Clínicas Privadas le aportaron experiencia para presidir la Confederación Canaria de Empresarios, de la que es presidente de Honor, y ocupa el cargo de vocal de la Comisión de Sanidad de la CEOE. 

Publicado en: El blog del Círculo | 13 febrero 2015

 

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