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Peeling

El peeling es un tipo de tratamiento indicado para mejorar el acné y las cicatrices faciales. Dependiendo de cuál sea el objetivo, se puede recurrir a un peeling de tipo físico o químico:

- Peeling físico: se utiliza un láser CO2, y permite suavizar las líneas de expresión que se forman alrededor de los ojos y de la boca. También permite eliminar manchas y cicatrices de poca profundidad. Cada sesión tiene una duración aproximada de 40 minutos. Esta técnica no está recomendada para pacientes con piel grasa.

- Peeling químico: en este caso, se utiliza un compuesto químico que se coloca directamente sobre la piel, provocando la abrasión de la misma y su posterior caída. Así, el organismo genera una nueva capa de piel, sin marcas ni ningún tipo de lesión. El tratamiento tiene una duración de 30 minutos. El peeling químico puede ser de tipo superficial (cierra los poros y atenúa las arrugas finas y las cicatrices provocadas por el acné) medio (utilizado en los casos en los que la piel ha sufrido un proceso de envejecimiento solar o tóxico, actuando sobre arrugas finas y de profundidad media) o profundo (ofrece unos resultados sorprendentes al actuar sobre todo tipo de arrugas y solucionando los problemas de flaccidez).

En general, esta técnica sirve para aumentar el colágeno de la piel, reducir las arrugas, despigmentar las manchas o controlar las grasas y bacterias en los casos de acné.

La duración del tratamiento, así como el tipo de peeling, dependerá en gran medida de las características que presente el paciente y de su evolución. Una única aplicación, cuando el peeling es medio, suele ser suficiente para comenzar a ver los cambios. Como norma general, mientras más profundo sea el peeling más perdurarán los resultados.

No es habitual que el tratamiento de peeling tenga efectos secundarios. Sin embargo, excepcionalmente puede experimentarse una sensación de picor y puede aparecer lagrimeo, inflamación, costras o enrojecimiento de la piel.