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Cirrosis hepática
La cirrosis hepática es la consecuencia final de muchas enfermedades hepáticas crónicas que lleva a la pérdida de la estructura normal del hígado y una disminución progresiva de sus funciones. De hecho, cualquier enfermedad que produzca una inflamación crónica del hígado puede, en el curso de los años, llegar a producir cirrosis.
Hay muchas causas de cirrosis. En nuestra sociedad occidental, las principales son el exceso de alcohol (cirrosis etílica o alcohólica) o la hepatitis crónica por virus C. Estas dos causas de cirrosis representan el 80% de los casos de cirrosis en nuestro país.
Los síntomas dependen de la gravedad del daño hepático y, en las fases iniciales, el paciente puede no tener síntomas. Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad, se muestra cansado, sin energía ni apetito, con molestias digestivas y sufre pérdida de peso y masa muscular.
Cuando la enfermedad está avanzada, el paciente se encuentra siempre enfermo, no puede llevar vida normal y aparecen, entre otros, las siguientes complicaciones:
Ictericia. Coloración amarillenta de la piel por la incapacidad del hígado de eliminar la bilirrubina de la sangre.
Cambios en la piel. Dilataciones vasculares, sobre todo en mejillas, tronco y brazos. Además, puede aparecer enrojecimiento de las palmas de las manos y dedos. Las uñas tienen un tono más blanquecino.
Retención de sal y agua. Acumulación de líquido en las extremidades inferiores (edemas) y en al abdomen (ascitis). Facilidad para el sangrado . Al fallar el hígado, es frecuente el sangrado por las encías, por la nariz y la aparición de hematomas con golpes suaves.
Algunos pacientes presentan hemorragias internas graves, sobre todo en el aparato digestivo que, por su gravedad, requieren ingreso hospitalario.
Cambios en la conducta y en el nivel de consciencia. Si el hígado fracasa, la sangre puede llevar sustancias tóxicas al cerebro que producen una intoxicación cerebral manifestada por insomnio nocturno, somnolencia diurna, cambios en la conducta y en el humor y desorientación y progresiva disminución del nivel de consciencia, que puede llegar al coma. Esta complicación también es grave y requiere ingreso hospitalario.
Cambios en la función sexual. Es frecuente la pérdida del deseo y la potencia sexual en los varones y de la menstruación y de la fertilidad en las mujeres. Además, en los varones, pueden producir aumento del tamaño de las mamas, a veces dolorosas.
Desnutrición. El hígado es muy importante en la absorción y aprovechamiento de los nutrientes que ingerimos. Por ello, en fases avanzadas, los cirróticos se hallan desnutridos y pierden mucha masa y fuerza muscular. Otras complicaciones. La cirrosis es el factor de riesgo más importante para la aparición de cáncer de hígado.