¿Cuáles son las lesiones de rodilla más comunes?

Las lesiones de rodilla son un motivo frecuente de consulta en traumatología y pueden afectar significativamente a la calidad de vida del paciente. Algunas pueden tratarse con medidas conservadoras, mientras que otras requieren intervenciones más complejas para restaurar la función y aliviar el dolor. 

A través de este artículo sabrás cuáles son las lesiones más comunes de la rodilla; te las presentaremos por orden de gravedad y revisaremos las causas, síntomas y opciones de tratamiento. Además, hablaremos de la importancia de un diagnóstico preciso y un abordaje adecuado para favorecer una recuperación óptima. 

Esguinces de rodilla

Un esguince de rodilla es una lesión que afecta a los ligamentos encargados de estabilizar la articulación. Se produce cuando estos tejidos se distienden o sufren un desgarro parcial debido a un movimiento brusco o forzado. Dependiendo de la gravedad, puede clasificarse en tres grados: leve, moderado o grave.

Causas y síntomas

Los esguinces de rodilla suelen producirse por torceduras, impactos directos o movimientos forzados que superan la capacidad de resistencia del ligamento. Son frecuentes en actividades deportivas que implican cambios de dirección, saltos o contacto físico, así como en caídas o accidentes.

Los síntomas varían en función del grado de la lesión, pero suelen incluir:

  • Dolor localizado, especialmente al intentar mover la rodilla.

  • Inflamación y enrojecimiento en la zona afectada.

  • Inestabilidad articular, en casos más graves.

  • Limitación del movimiento.

Tratamiento y prevención

El tratamiento de un esguince de rodilla depende de su gravedad. En los casos leves o moderados, las medidas conservadoras suelen ser suficientes:

  • Reposo relativo para evitar sobrecargar la articulación.

  • Aplicación de frío para reducir la inflamación en las primeras 48 horas.

  • Compresión con vendaje elástico para estabilizar la rodilla.

  • Elevación de la pierna para mejorar la circulación y disminuir la hinchazón.

  • Rehabilitación con ejercicios específicos para recuperar la movilidad y fortalecer la musculatura.

En casos graves, cuando hay una rotura completa de los ligamentos, puede ser necesario un tratamiento más especializado, que puede incluir el uso de férulas o, en situaciones excepcionales, cirugía.

Lesiones condrales

Las lesiones condrales afectan al cartílago de la rodilla, una estructura fundamental para amortiguar cargas y permitir un movimiento fluido entre los huesos. A diferencia de otras lesiones, el cartílago tiene una capacidad de regeneración limitada, lo que puede dificultar la recuperación y favorecer la progresión del daño si no se trata adecuadamente.

Causas y síntomas

El deterioro del cartílago puede deberse a traumatismos directos, movimientos repetitivos de alto impacto o enfermedades articulares como la artrosis. En algunos casos, también puede originarse por alteraciones en la alineación de la rodilla, que generan un desgaste anómalo en ciertas zonas de la articulación.

Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Dolor en la rodilla, especialmente al realizar esfuerzos.

  • Sensación de rigidez o bloqueo articular.

  • Inflamación ocasional, sobre todo después de la actividad física.

  • Chasquidos o sensación de roce dentro de la articulación.

Opciones de tratamiento

El abordaje de las lesiones condrales depende de su extensión y profundidad. En casos leves, las medidas conservadoras pueden ser suficientes para aliviar los síntomas y frenar el avance del deterioro:

  • Fisioterapia para mejorar la movilidad y fortalecer la musculatura que protege la articulación.

  • Suplementación con condroprotectores, que pueden ayudar a mantener la integridad del cartílago.

  • Modificación de la actividad física, evitando ejercicios de alto impacto.

En lesiones más avanzadas, puede ser necesario recurrir a tratamientos más específicos, como infiltraciones con ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas para mejorar la lubricación y reducir la inflamación. En los casos más graves, cuando hay pérdida significativa de cartílago, puede ser necesario recurrir a la cirugía. 

Lesiones degenerativas

Las lesiones degenerativas como la artrosis son una de las lesiones más frecuentes en la rodilla y se caracterizan por el desgaste progresivo del cartílago articular. Con el tiempo, esta degeneración puede provocar dolor, rigidez y limitación funcional, así como afectar la calidad de vida del paciente. A diferencia de las lesiones traumáticas, que ocurren de forma aguda, las degenerativas evolucionan lentamente y suelen manifestarse con mayor frecuencia en personas de edad avanzada o con factores de riesgo asociados.

Lesiones de rodilla más comunes

Dra. Lidia Suárez, especialista en intervencionismo ecoguiado para el tratamiento de lesiones de rodilla.

Causas y síntomas

El deterioro del cartílago puede estar relacionado con múltiples factores como la edad, la predisposición genética, la sobrecarga articular por exceso de peso o el impacto repetitivo en actividades de alto impacto. También puede desarrollarse como consecuencia de lesiones previas en la rodilla, como roturas meniscales o inestabilidad ligamentosa no tratada correctamente.

Los síntomas suelen incluir:

  • Dolor articular que empeora con el movimiento y mejora con el reposo.

  • Rigidez matutina o después de períodos de inactividad.

  • Inflamación ocasional, especialmente tras la actividad física.

  • Limitación progresiva del movimiento, dificultando actividades cotidianas como subir escaleras o caminar largas distancias.

Opciones de tratamiento y manejo del dolor

El tratamiento de las lesiones degenerativas busca aliviar los síntomas y frenar la progresión del desgaste articular. En fases iniciales, las medidas conservadoras pueden ser suficientes para mejorar la calidad de vida del paciente:

  • Fisioterapia para fortalecer la musculatura que estabiliza la rodilla y mejorar la movilidad articular.

  • Control del peso para reducir la carga sobre la articulación.

  • Uso de ortesis o plantillas para mejorar la alineación y disminuir el impacto sobre el cartílago.

  • Tratamiento farmacológico, con analgésicos o antiinflamatorios en caso de dolor persistente.

  • Infiltraciones de ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas, que pueden proporcionar alivio sintomático en algunos casos.

En fases avanzadas, cuando el deterioro articular es severo y las medidas conservadoras no son efectivas, puede ser necesario recurrir a tratamientos quirúrgicos. 

Lesiones de ligamentos colaterales

Los ligamentos colaterales de la rodilla, el medial (LCM) y el lateral (LCL), desempeñan un papel clave en la estabilidad de la articulación. Se encargan de limitar los movimientos excesivos en dirección lateral y proteger la rodilla frente a fuerzas que podrían provocar una desviación anómala.

Causas y síntomas

Las lesiones en estos ligamentos suelen producirse por traumatismos directos o movimientos bruscos que fuerzan la rodilla más allá de su rango normal.

Los síntomas varían según la gravedad de la lesión y pueden incluir:

  • Dolor localizado en la zona interna (LCM) o externa (LCL) de la rodilla.

  • Sensación de inestabilidad, especialmente al cambiar de dirección o apoyar el peso sobre la pierna afectada.

  • Inflamación y sensibilidad al tacto en la zona lesionada.

  • Dificultad para extender o flexionar completamente la rodilla.

Tratamiento y tiempo de recuperación

La mayoría de las lesiones en los ligamentos colaterales pueden tratarse con medidas conservadoras, especialmente si no hay una rotura completa:

  • Reposo relativo y uso de muletas en los primeros días para evitar sobrecarga.

  • Crioterapia para reducir la inflamación.

  • Fisioterapia para restaurar la movilidad y fortalecer los músculos estabilizadores de la rodilla.

  • Rodilleras o vendajes funcionales en casos moderados para mejorar la estabilidad durante la recuperación.

Un adecuado fortalecimiento muscular y el uso de técnicas deportivas correctas pueden ayudar a prevenir este tipo de lesiones.

Lesiones de meniscos

La rotura del menisco es, también, una de las lesiones más frecuentes en la rodilla. Los meniscos son estructuras cartilaginosas en forma de media luna situadas entre el fémur y la tibia. Actúan como amortiguadores, distribuyen la carga y contribuyen a la estabilidad de la rodilla. Existen dos meniscos en cada rodilla: el medial, en la parte interna, y el lateral, en la externa. Su función es fundamental para la biomecánica articular, por lo que una lesión en estas estructuras puede dificultar la movilidad y generar molestias persistentes. 

Causas y síntomas

Las roturas de menisco pueden producirse de forma aguda, por un giro brusco de la rodilla con el pie fijo en el suelo, o desarrollarse de manera progresiva debido al desgaste asociado a la edad o al sobreuso.

Los síntomas más característicos incluyen:

  • Dolor en la línea articular, que puede aumentar con la actividad.

  • Inflamación progresiva tras el esfuerzo.

  • Sensación de bloqueo o incapacidad para extender completamente la rodilla.

  • Chasquidos o sensación de inestabilidad.

Opciones de tratamiento y recuperación

El abordaje de una rotura meniscal depende de la localización, el tipo de lesión y la edad del paciente. En casos leves o degenerativos, el tratamiento conservador suele ser suficiente para aliviar los síntomas y mantener la funcionalidad de la rodilla:

  • Reposo relativo y control de la carga articular.

  • Aplicación de frío para reducir la inflamación en las primeras fases.

  • Fisioterapia para mejorar la movilidad, fortalecer la musculatura y evitar compensaciones que puedan generar más daño.

  • Antiinflamatorios en caso de dolor persistente.

Cuando la rotura provoca bloqueos articulares o dolor incapacitante, puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica. 

Rotura del ligamento cruzado anterior (LCA)

El ligamento cruzado anterior (LCA) es una de las principales estructuras estabilizadoras de la rodilla. Se encuentra en el centro de la articulación y conecta el fémur con la tibia para evitar el desplazamiento anterior excesivo de esta última y controlar la estabilidad rotacional de la rodilla. Su función es esencial en movimientos que implican giros, cambios de dirección y desaceleraciones bruscas. 

Causas comunes de la rotura del LCA

La rotura del LCA es una de las lesiones más comunes en deportistas que realizan cambios de dirección rápidos, giros bruscos y saltos con aterrizajes inadecuados (baloncesto, esquí o tenis). También puede ocurrir en situaciones de la vida cotidiana tras una caída o un traumatismo directo.

Las principales causas incluyen:

  • Movimientos de torsión con el pie fijo en el suelo.

  • Aceleraciones y desaceleraciones bruscas.

  • Impactos directos en la rodilla, como los que ocurren en deportes de contacto.

  • Hiperextensión forzada de la rodilla.

Síntomas y diagnóstico

Una rotura del LCA se manifiesta de forma inmediata con síntomas característicos:

  • Sensación de un "chasquido" en la rodilla en el momento de la lesión.

  • Dolor intenso que puede impedir continuar con la actividad.

  • Inflamación rápida debido a la hemartrosis (acumulación de sangre en la articulación).

  • Inestabilidad, con dificultad para apoyar la pierna o realizar movimientos de giro.

El diagnóstico se realiza mediante exploración clínica con maniobras específicas, como la prueba de Lachman, el cajón anterior o el pivot shift. Para confirmar la lesión y evaluar posibles daños asociados en meniscos o cartílago, se utiliza la resonancia magnética.

LCA Lesion de rodilla más común

El Dr. Pantaleón realizando una artroplastia de rodilla, un procedimiento quirúrgico destinado a restaurar la función articular en pacientes con daño severo en la articulación.

Tratamiento y rehabilitación

El tratamiento de la rotura del LCA depende de la edad, el nivel de actividad y la presencia de inestabilidad articular.

  • Tratamiento conservador: En pacientes con baja demanda funcional o en casos donde la rodilla mantiene estabilidad suficiente, puede optarse por fisioterapia para fortalecer la musculatura y compensar la ausencia del ligamento.

  • Cirugía de reconstrucción del LCA: Es la opción recomendada en personas jóvenes, deportistas o en casos de inestabilidad importante. Consiste en sustituir el ligamento dañado por un injerto (de tendón rotuliano, isquiotibial o cuadricipital).

El retorno al deporte de alto impacto suele requerir entre 6 y 12 meses, dependiendo de la evolución del paciente y el seguimiento de la rehabilitación.

Fracturas de rodilla

Las fracturas de rodilla pueden afectar a diferentes estructuras óseas dentro de la articulación, como la rótula, los cóndilos femorales y las mesetas tibiales. La gravedad de la lesión varía según el tipo de fractura, el desplazamiento de los fragmentos óseos y la afectación de los tejidos circundantes. Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado son fundamentales para evitar secuelas funcionales.

Tipos de fracturas y sus características

  • Fractura de rótula: Puede producirse por un impacto directo, como una caída sobre la rodilla o un golpe en un accidente de tráfico. Puede ser estable (sin desplazamiento) o inestable, requiriendo en este último caso cirugía para reconstruir la continuidad ósea.

  • Fractura de los cóndilos femorales: Afecta a la parte distal del fémur y suele deberse a traumatismos de alta energía, como accidentes de tráfico o caídas desde altura. Puede comprometer la superficie articular, lo que dificulta la recuperación funcional.

  • Fractura de las mesetas tibiales: Se localiza en la parte superior de la tibia y ocurre con frecuencia por impactos fuertes o cargas excesivas sobre la rodilla, como en accidentes deportivos o caídas en personas de edad avanzada con osteoporosis.

Causas y síntomas

Las fracturas de rodilla suelen ser consecuencia de traumatismos directos, caídas o impactos de alta energía. Factores como la osteoporosis pueden aumentar el riesgo de sufrir una fractura con traumatismos menos severos.

Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Dolor intenso e incapacidad para mover o cargar peso sobre la pierna.

  • Inflamación y deformidad visible en la rodilla.

  • Hematomas y posible sensación de crepitación al intentar movilizar la articulación.

Tratamiento y recuperación

El tratamiento depende del tipo y la gravedad de la fractura:

  • Tratamiento conservador: Si la fractura es estable y no hay desplazamiento significativo, se puede optar por inmovilización con férula o yeso, acompañado de un proceso de rehabilitación progresiva.

  • Cirugía: En fracturas inestables, desplazadas o con afectación articular, es necesario un procedimiento quirúrgico para fijar los fragmentos óseos con tornillos, placas o clavos intramedulares. En casos de daño severo, puede requerirse una artroplastia parcial o total de rodilla.

El tiempo de recuperación varía según el tipo de fractura y el tratamiento aplicado. En casos tratados de forma conservadora, la recuperación puede durar entre 6 y 12 semanas. Si se requiere cirugía, la rehabilitación es más prolongada y puede extenderse varios meses hasta recuperar la movilidad y la fuerza necesarias para la actividad cotidiana.



Las lesiones de rodilla pueden afectar significativamente a la movilidad y a la calidad de vida, por lo que es fundamental obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado para favorecer la recuperación y evitar complicaciones. En Hospitales Universitarios San Roque contamos con un servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica en el que encontrarás los tratamientos más avanzados para el cuidado de la rodilla. Si necesitas una valoración médica o asesoramiento sobre el mejor tratamiento para tu caso, nuestros especialistas están a tu disposición para brindarte la mejor atención. No dejes que el dolor limite tu día a día, estamos aquí para ayudarte.

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