Medidas de prevención de cáncer de mama
El cáncer, junto con las enfermedades cardiovasculares, es uno de los mayores problemas de salud pública a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 30% y un 50% de los casos de cáncer pueden ser prevenidos. Para alcanzar esta meta, es esencial reducir los factores de riesgo y aplicar estrategias preventivas basadas en pruebas científicas.
La investigación ha demostrado que ciertos factores de riesgo incrementan la probabilidad de desarrollar cáncer, mientras que otros, conocidos como factores protectores, pueden disminuirla. Estos descubrimientos subrayan la importancia de la prevención y la detección precoz como herramientas clave en la lucha contra el cáncer de mama. Al implementar hábitos saludables y estar atentos a los factores de riesgo, es posible reducir significativamente la incidencia de esta enfermedad.
¿Qué es la prevención del cáncer de mama?
Cuando hablamos de prevención del cáncer de mama, podemos referirnos fundamentalmente a dos aspectos: la prevención primaria y la secundaria.
Prevención primaria
La prevención primaria se enfoca en reducir la incidencia del cáncer a través de los factores causales. Estos factores pueden ser ambientales, conductuales o biológicos, cuya presencia favorece la aparición de la enfermedad.
En el caso del cáncer de mama, esto incluye evitar el consumo de alcohol y tabaco, mantener una dieta equilibrada, realizar ejercicio regularmente y controlar el peso corporal.
Prevención secundaria
La prevención secundaria, por otro lado, se centra en la detección precoz de tumores en personas que aún no presentan síntomas. El objetivo es identificar el cáncer en una etapa temprana, cuando es más tratable y las posibilidades de cura son mayores. Para el cáncer de mama, las estrategias de prevención secundaria incluyen la auto-exploración mamaria, las mamografías regulares y otros exámenes clínicos.
Detectar el cáncer de mama en sus primeras etapas permite intervenir de manera oportuna y efectiva, modificando así la historia natural de la enfermedad y aumentando las tasas de supervivencia.
Ambos enfoques de prevención son cruciales en la lucha contra el cáncer de mama. La combinación de hábitos de vida saludables y programas de detección precoz puede reducir significativamente la incidencia y mortalidad de esta enfermedad. Por ello, es fundamental que las mujeres estén informadas y participen activamente en las estrategias de prevención disponibles.
Medidas de detección precoz del cáncer de mama
En cáncer de mama, la prevención es la medida en la que más debemos insistir. La detección precoz del cáncer de mama es esencial para aumentar las probabilidades de un tratamiento exitoso y mejorar la supervivencia. A continuación, se presentan dos medidas clave para la detección temprana:
Autoexploración mamaria mensual
La autoexploración mamaria es una práctica sencilla y necesaria que todas las mujeres pueden realizar tranquilamente desde casa. Consiste en examinar las mamas para detectar cualquier cambio inusual como bultos, endurecimientos y cambios en la piel o en los pezones. La autoexploración debe realizarse aproximadamente una vez al mes, preferiblemente una semana después de la menstruación, cuando las mamas están menos sensibles. Este hábito permite a las mujeres familiarizarse con la apariencia y sensación normales de su pecho, facilitando así la identificación temprana de cualquier anomalía que deba ser evaluada por un profesional de la salud.
Solicitar una mamografía a partir de los 35 años
La mamografía es una herramienta de diagnóstico por imagen que utiliza rayos X para detectar tumores y otras anomalías en el tejido mamario. Se recomienda que las mujeres comiencen a realizarse mamografías a partir de los 35 años, especialmente aquellas con factores de riesgo adicionales, como antecedentes familiares de cáncer de mama.
La frecuencia de las mamografías puede variar según las recomendaciones médicas, pero generalmente se aconseja realizar una cada uno o dos años. La mamografía es una de las técnicas más efectivas para la detección temprana del cáncer de mama, ya que permite identificar tumores en etapas iniciales.
Factores de riesgo del cáncer de mama
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más común entre las mujeres en España. Se calcula que una de cada ocho mujeres españolas desarrollará cáncer de mama en algún momento de su vida. Aunque los programas de cribado y los avances en tratamientos han reducido la mortalidad, el cáncer de mama sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres en España.
La probabilidad de desarrollar cáncer de mama aumenta con la edad, siendo más frecuente en mujeres mayores de 50 años. Sin embargo, alrededor del 10% de los casos se diagnostican en mujeres menores de 40 años. La supervivencia también varía según el estadio en el que se diagnostique el cáncer.
Se han identificado diversos factores de riesgo en relación con el cáncer de mama, muchos de los cuales están ligados a antecedentes reproductivos y la exposición hormonal. Entre los principales factores de riesgo se encuentran:
Edad avanzada
El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad. La mayoría de los casos se diagnostican en mujeres mayores de 50 años.
Antecedentes personales
Las mujeres que ya han tenido cáncer de mama invasivo tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama contralateral (en el otro pecho). Esto también es aplicable a aquellas que han tenido carcinoma ductal in situ (un tipo de cáncer que se origina en los conductos de la mama y no se ha extendido) o carcinoma lobulillar in situ (un tipo de cáncer que se origina en las glándulas productoras de leche y no se ha extendido).
Riesgo heredado
Mutaciones hereditarias en genes como BRCA1 y BRCA2, así como antecedentes familiares de cáncer de mama, incrementan significativamente el riesgo.
Tejido de la mama denso
Una mayor densidad mamaria, observable en mamografías, se asocia con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Mayor exposición al estrógeno
Factores reproductivos que prolongan la exposición a estrógenos, como la menarquia temprana (primera menstruación a una edad temprana), la menopausia tardía (fin de la menstruación a una edad avanzada) y la nuliparidad (no haber estado embarazada nunca), aumentan el riesgo. Además, el uso de terapia hormonal sustitutiva (tratamiento con hormonas para aliviar los síntomas de la menopausia), especialmente combinaciones de estrógeno y progesterona después de la menopausia, también eleva el riesgo.
Exposición a radiaciones ionizantes
La exposición a radiaciones ionizantes (un tipo de radiación que puede dañar las células del cuerpo), especialmente durante la pubertad, incrementa el riesgo de cáncer de mama. Este tipo de radiación proviene de fuentes como los rayos X, la radioterapia utilizada en tratamientos médicos y ciertos materiales radiactivos.
Obesidad
El exceso de peso, particularmente después de la menopausia, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Consumo de alcohol
El consumo de alcohol es otro factor que aumenta el riesgo de cáncer de mama.
Hábitos saludables para prevenir el cáncer de mama
Adoptar hábitos saludables puede ser muy importante en la reducción del riesgo de desarrollar cáncer de mama. A continuación, te presentamos algunas prácticas recomendadas:
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Alimentación saludable: Consumir una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y granos enteros.
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Mantener un peso adecuado: Mantener un peso saludable para reducir el riesgo asociado con la obesidad.
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Evitar el tabaco y el alcohol: No fumar y limitar el consumo de alcohol para disminuir el riesgo.
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Hacer ejercicio: Realizar actividad física regular para mantener un cuerpo sano y fuerte.
Opiniones reales de expertos
La Dra. Carmen Murias, oncóloga, afirma que “la detección precoz de cáncer de mama es fundamental para mejorar las tasas de supervivencia y promover la salud y el bienestar de las mujeres. Promover un estilo de vida saludable siendo conscientes de los factores de riesgo, así como participar en programas de cribado son las herramientas más efectivas para ser proactivas con respecto a nuestra salud “
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