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Superalimentos y cáncer
Los llamados superalimentos o “superfood” son aquellos a los que se les atribuyen efectos beneficiosos para la salud, en relación con su composición nutricional. Sin embargo, suelen ser poco aceptados para estos fines por los profesionales de la nutrición. Ningún alimento por si sólo va a curar, prevenir o revertir cualquier enfermedad, pero sí puede ayudar en el conjunto de la dieta diaria y con buenos hábitos de vida.

Superalimentos y cáncer

Los superalimentos  ¿Merecen este término o son producto del marketing? En muchas ocasiones se añade esta coletilla a alimentos ya conocidos, pero utilizados en otros países o regiones (Asia, África…), que se han importado y están en auge. La “moda” de los superalimentos llega a todo tipo de patologías, incluso el cáncer. Entre los alimentos más promocionados para el tratamiento/prevención del proceso oncológico encontramos: 

Pitahaya

Es una de las frutas más “recomendadas” a nivel popular. Se trata de una fruta exótica, procedente de América, compuesta por un 85-90% de agua. Entre sus componentes destacan minerales (hierro, calcio y fósforo) y vitaminas (B, C y E), además de antioxidantes y polifenoles. Tiene un bajo aporte calórico (unas 50kcal/100g).

Tuno indio

Se calcula que hay más de 80 variedades de tuneras, cuyo fruto es el denominado tuno, higo pico o higo chumbo. Se agrupan según su color: rojos, púrpuras, amarillo-naranja y blancos. En cuanto a su composición, es rica en fibra, vitaminas (C y B), y minerales (magnesio, potasio y calcio) además de antioxidantes. Es baja en calorías y carbohidratos (entre 30-50 kcal/100 g).

Baya de Goji

Se trata de otro fruto de moda, con origen en China y utilizado allí desde hace muchos años. Es un fruto similar a las pasas, pero con alguna diferencia en su composición. Es rico en fibra, vitaminas (A, B, C y E), minerales (magnesio, zinc y hierro entre otros), y antioxidantes (carotenos), con menos cantidad de carbohidratos y mayor concentración en proteínas que las pasas. Contiene además esteroles vegetales (sustancias que ayudan a regular los niveles de colesterol) y ácidos grasos esenciales (w-3 y 6). Su aporte nutricional ronda las 200kcal/100g de producto, aunque puede variar.

Semillas de Chía

Proveniente de América del Sur, se trata de la semilla de la Salvia hispanica o Chía. Entre sus propiedades destaca su gran poder para absorber agua, aumentando hasta 12 veces su peso. Contiene un 40% de hidratos de carbono y un elevado aporte de fibra, hasta un 40%, además de ácidos grasos esenciales omega-3. Destaca también por su aporte en antioxidantes, vitaminas del grupo A, B, C y E, y minerales como el calcio, hierro, magnesio y fósforo entre otros.

Cúrcuma

Es una planta herbácea, originaria de India, y utilizada en occidente como colorante alimentario. Forma parte de uno de los ingredientes principales del curry, muy utilizado en la cocina hindú. Es rica en fibra y algunos minerales como hierro, aportando unas 50kcal/100g de producto. Se le atribuyen cualidades antiinflamatorias, antioxidantes, antibacterianas y digestivas.

Jengibre

La planta del jengibre proviene del continente asiático, de India. En la cocina oriental se suele utilizar como entrante impregnado en vinagre, o especia para segundos platos, mientras que en la cocina occidental se usa en polvo para postres dulces (galletas, pan…) o bebidas. En su composición encontramos hasta un 80% de agua, además de hidratos de carbono, con pocas proteínas y grasas, aportando unas 45kcal/100g de producto. Entre los micronutrientes encontramos aporte de vitaminas C y B, y minerales como el magnesio y potasio.

 

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Entre los posibles beneficios asociados a todos ellos encontramos:

  • Retrasar el envejecimiento (al estimular la producción de colágeno)
  • Reforzar el sistema inmune, regular el tránsito intestinal (efecto laxante y/o saciante)
  • Reforzar los niveles de colesterol y de azúcar en sangre
  • Mejorar la absorción de hierro
  • Actuar en patologías como la artrosis o enfermedades de la piel (eccemas, psoriasis…)
  • Efecto antiinflamatorio, antibacteriano, antiemético

Aunque tienen propiedades y sustancias beneficiosas (antioxidantes, minerales, vitaminas y polifenoles) hay otros efectos contraproducentes, especialmente en pacientes oncológicos, dado su abundante aporte de agua y fibra, que van a saciar de forma precoz (disminuyendo el apetito). Además, en exceso, pueden tener efectos negativos como la acumulación de sustancias que pueden afectar a la función renal (oxalatos) o la interacción con varios tipos de fármacos, incluidos los tratamientos oncológicos.

Los compuestos presentes en estos “superalimentos” se encuentran también en otros como frutas (cítricos, frutos rojos…), frutos secos (almendras, nueces…), alimentos vegetales (verduras verdes, legumbres…) de más fácil acceso, temporalidad y con las mismas ventajas nutricionales.

Por tanto, son alimentos que pueden complementar una alimentación equilibrada, pero no sobre los que basar toda nuestra ingesta diaria.

Recordemos que los alimentos contienen multitud de sustancias o nutrientes, algunas de ellas pueden aumentar o disminuir el riesgo de cáncer, en función de su cantidad y forma de preparación. Un alimento de forma individual no puede considerarse suficiente ni “super”, teniendo que estar dentro de una alimentación variada y equilibrada. Ningún alimento por si sólo va a curar, prevenir o revertir cualquier enfermedad, pero sí puede ayudar en el conjunto de la dieta diaria y con buenos hábitos de vida.

Antes de “googlear” y actuar: para, piensa y consulta a un profesional sanitario.

 

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