Tratamientos
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Tipos de anestesia
Para que los especialistas puedan intervenir a los pacientes es fundamental, en muchos casos, el uso de anestesia. Con ella se consigue anular la sensación de dolor que ocasiona una operación o una exploración médica, garantizando la seguridad y confort del enfermo.
La anestesia puede ser general o local. En el primer caso, el paciente queda completamente dormido y se mantiene en un estado de inconsciencia durante toda la intervención. Además, se le suministra analgésicos para calmar el dolor. Por otro lado, la anestesia local solo afecta a una parte determinada del cuerpo. Así, el paciente permanece despierto durante la operación o la exploración médica, aunque es incapaz de sentir nada en la zona que se está tratando. La anestesia local puede ser tópica (con gotas o pomadas), por infiltración en la zona a operar, troncular (se anestesian los nervios que dan sensibilidad a una parte del organismo), o espinal (intradural y epidural, más comunes para insensibilizar zonas más amplias del cuerpo, como de cintura para abajo).
Una vez finalizado el procedimiento médico, el paciente es trasladado a la unidad de recuperación postanestésica, en la cual permanece en periodo de observación durante un periodo de tiempo que varía en función de factores tales como el tipo de cirugía o las características personales. Una vez se haya recuperado de la anestesia, o bien recibe el alta hospitalaria o bien permanece ingresado en la planta que le corresponda.
Aunque se trata de un procedimiento muy común en el entorno médico, la anestesia no está carente de riesgo. Es cierto que esta rama de la medicina ha avanzado mucho, pero no por ello su aplicación es más sencilla. Las estadísticas muestran que 1 de cada 100 pacientes a los que se les suministra anestesia podrían haber sufrido consecuencias adversas graves, las cuales no llegan a producirse por la presencia de un médico anestesista que es capaz de ofrecer soluciones que garanticen el estado de salud de los pacientes. Los principales riesgos son las lesiones cardiacas, respiratorias, y neurológicas, tanto transitorias como permanentes. El porcentaje de mortalidad ocasionado por la anestesia es muy reducido, apenas 1 de 10.000 casos.