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Uso racional de antibióticos
Desde la invención de la penicilina el uso de fármacos antibacterianos ha sido una constante. Este tipo de medicamentos están especialmente indicados para el tratamiento de enfermedades bacterianas, aunque su uso debe ser en todo momento controlado y recomendado por un especialista. De no ser así, los antibióticos podrían causar graves consecuencias en el organismo, mermando la capacidad de este para reponerse ante una infección bacteriana. En la actualidad, las enfermedades relacionadas con bacterias continúan estando entre las que registran una mayor tasa de mortalidad, especialmente en pacientes que ya están debilitados.
Para entender cómo funcionan los antibióticos hay que hablar, obligatoriamente, de la capacidad que tienen las bacterias de desarrollar mecanismos de protección ante los efectos producidos por el fármaco. Las bacterias han conseguido desarrollar sistemas de protección altamente sofisticados. Por ejemplo, son capaces de producir proteínas que destruyen la estructura del antibiótico o, incluso, expulsarlo una vez que ha penetrado en su interior. Debido a esta capacidad, los antibióticos están reduciendo significativamente su efectividad, llegando a registrarse casos en los que un paciente solo ha podido tratar una infección bacteriana con uno o dos antibióticos, de los más de 200 que hay disponibles.
Por todo esto, desde Hospitales San Roque recomendamos el uso controlado de los antibióticos, y siempre bajo prescripción médica.