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El uso de mascarillas y la piel
Las alergias de contacto por algún componente de la mascarilla son muy infrecuentes, pero lo que sí se produce frecuentemente por el uso prolongado de mascarillas es un empeoramiento de patologías cutáneas previas.

El uso de mascarillas y la piel

En la situación actual, las mascarillas sanitarias son imprescindibles en nuestra rutina diaria para evitar el contagio por el Covid-19 y la piel del rostro puede sensibilizarse por permanecer muchas horas seguidas ocluida por esta medida de prevención.

Las alergias de contacto por algún componente de la mascarilla son muy infrecuentes, pero lo que más frecuentemente produce el uso prolongado de mascarillas es un empeoramiento de patologías cutáneas previas como la dermatitis seborreica, la rosácea/piel sensible, el acné y la dermatitis atópica. Esto puede deberse a la oclusión producida por la mascarilla y el exceso de humedad (vapor) en esas zonas de la piel.

Las mascarillas más protectoras (FFP2 y FFP3), al ser más ajustadas, son las que mayor riesgo tienen de producir estas dermatitis. Las mascarillas quirúrgicas o de tela no aprietan y, por ello suelen dar menos problemas. 

Además, el estrés psicológico producido por esta atípica situación puede agravar enfermedades de la piel como la psoriasis, la dermatitis seborreica, la rosácea o la dermatitis atópica.

Para aquellas personas con patologías previas en la piel como las citadas anteriormente, la recomendación principal es seguir con sus rutinas, insistiendo mucho en la importancia de ser constantes en la aplicación diaria de los productos recomendados por su dermatólogo.  El tratamiento dependerá del tipo de afección, por ejemplo, en un brote de rosácea pautaremos antibióticos orales o tópicos. En las dermatitis atópicas recomendaremos extremar la hidratación y a menudo añadimos un corticoide tópico suave.

Es fundamental la limpieza facial diaria mañana y noche y evitar el maquillaje bajo la mascarilla para disminuir el acúmulo de sebo que puede llevar a la aparición de lesiones de acné. Además, el exceso de capas de crema y polvos atrapados con la humedad de la respiración puede favorecer el crecimiento de microorganismos.

Si la mascarilla se lleva puesta durante periodos prolongados, se debe cambiar la posición de mayor roce periódicamente (cada 1-2 horas) y usar cremas hidratantes bajo la mascarilla a modo de protección. En el caso de que se trate de personas que, por su profesión, como los sanitarios, deban estar con una mascarilla puesta durante muchas horas se recomienda poner cremas con efecto barrera media hora antes de colocarse la mascarilla en las zonas de sellado de la misma para evitar las heridas por roce.

Durante esta época es preferible evitar agentes irritantes que utilizamos con frecuencia en dermatología estética como el retinol, los hidroxiácidos o los peelings químicos.

Y por último no debemos olvidarnos de la protección solar fundamentalmente en las zonas faciales no protegidas por la mascarilla.

Dra. Jéssica González Ramos

Servicio de Dermatología, Más información sobre el servicio aquí.

 

 

 

 

  

 

 

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