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Otoplastia

La otoplastia es el procedimiento que permite corregir las orejas prominentes para colocarlas en una posición más estética, pegadas a la cabeza. También se denomina así a la operación que permite disminuir el tamaño de este órgano.

Por norma general, la otoplastia se realiza en niños de entre 4 y 14 años. No obstante, también puede llevarse a cabo en adultos, sin que esto implique mayores riesgos. Cuanto antes se realice la intervención, más fácil será evitar problemas psicológicos.

Esta cirugía puede realizar bajo anestesia general o local, dependiendo de las características del paciente. En niños pequeños se optará por una anestesia general, mientras que los mayores y adultos podrán acceder a quirófano con una anestesia local asociada a no sedación que les permitirá estar despiertos pero en estado de relajación.

La intervención tiene una duración de 2 o 3 horas, dependiendo de cada caso, pudiendo incluso ampliarse si la complejidad de la operación es mayor. Para colocar la oreja en la posición deseada, el especialista realiza una incisión en la zona posterior de la misma para exponer el cartílago auricular. Posteriormente, se esculpe dicho cartílago y se empuja hacia atrás, pudiéndose utilizar puntos internos para mantener la nueva posición. El último paso consiste en extirpar una porción de piel de la zona trasera de la oreja.

Al salir de la operación, los pacientes deben llevar un vendaje alrededor de la cabeza, pudiéndose percibir un leve dolor en las orejas que se alivia con medicación. A los pocos días este vendaje se sustituye por otro más ligero, similar a una cinta para el pelo. Asimismo, es muy importante que, durante el primer mes tras la operación, se evite la práctica de cualquier actividad en la que las orejas puedan doblarse.