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Prótesis de cadera

La cadera es una articulación que puede verse resentida por diversas causas, entre ellas la artrosis. En más del 80% de los casos en los que un paciente ha sido diagnosticado con esta enfermedad suele ser necesario el reemplazo total de la cadera.

Para poder llevar a cabo esta intervención es fundamental contar con el apoyo de un equipo de profesionales con gran experiencia, tanto en la fase del diagnóstico como en la realización de la cirugía.

La intervención se lleva a cabo bajo anestesia raquídea o general. El cirujano realiza una incisión de aproximadamente 10 centímetros de longitud en la zona lateral o posterior de la cadera, a través de la cual extrae la cabeza dañada del fémur y reemplazándola por una prótesis de materiales artificiales. A continuación, se procede a implantar una cúpula en la cavidad esférica de la pelvis dañada, que puede ser de plástico, metal o cerámica. Por último, se pone una bola (también metálica o de cerámica) en el extremo proximal del fémur, la cual va unida a un vástago que se inserta en el hueso.

La principal complicación del tratamiento de la prótesis de cadera radica en la necesidad de sustituir la pieza por una nueva cada diez o quince años. Además, al realizar el cambio hay que poner una prótesis más grande, lo que dificulta todavía más la tarea si se tiene en cuenta que cada vez se dispone de menos superficie ósea en la que anclar la pieza. En este sentido, puede ser recomendable la utilización de una prótesis de recubrimiento (también llamada resurfacing), especialmente en los pacientes más jóvenes, pues para su colocación no es necesario cortar la cabeza del fémur.