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Transplante renal

El trasplante renal consiste en la sustitución de un riñón enfermo por otro sano, que puede provenir tanto de un donante vivo como de uno recientemente fallecido. Este procedimiento se lleva a cabo en pacientes que tienen enfermedades renales crónicas incompatibles con la vida. Antes de someterse al trasplante se deben realizar varios exámenes inmunológicos, análisis, valoración de pulmones, corazón, etc., con el fin de certificar que el paciente es apto. En general, aquellas personas que tienen un importante riesgo vital derivado de problemas cardiacos, pulmonares o de otros órganos suelen ser rechazados para este procedimiento, pues las posibilidades de rechazo son superiores y se considera que no vale la pena asumir el riesgo.

En lo que se refiere a la operación, es una técnica sencilla en donde se llevan a cabo tres uniones: arterial, venosa y urinaria. El tiempo que el paciente permanece en el quirófano es de aproximadamente 3 / 4 horas. Una vez completado el proceso, es necesario tomar medicación inmunosupresora de manera constante durante toda la vida, con el fin de evitar el rechazo. Asimismo, el paciente debe realizar controles médicos con asiduidad.

Quienes completan el trasplante renal con éxito experimentan una clara mejora de su estado físico, psíquico y emocional, así como de su calidad de vida. Gracias al trasplante, las funciones del riñón quedan restituidas, incluyendo la producción de hormonas de tipo eritropoyetina, vitamina D, etc.